........................................................................a mi princesa Leia
Jamás olvidaré aquel día. Era otoño. Despertamos juntas, como siempre. El sol cálido de la mañana acudía a nuestra cita de mimos y bostezos. A las dos nos encantaba desperezarnos, y entre miaus y ronroneos cumplimos con el ritual. Sentí que pude relajar mi columna como nunca. Bostecé gigante. Me sentí aliviada; aliviada de algún pesar que ahora no podía recordar. Me sentía realmente cómoda; despreocupada y confiada de que todo estaría bien. Sería, tal vez, gracias al jazz de la noche anterior y a las velas y al sahumerio; todo esto sumado al sol otoñal que se las ingeniaba siempre para entrar en mi cama. Lo cierto, es que aquella fue una mañana plácida como pocas.
Medio dormida todavía fui a la cocina a tomar mi desayuno. Ella, como todos los días, se tomó unos minutitos más en la cama y después me siguió. Sentí más sed que de costumbre y tuve que tomar y tomar agua por un rato. Ella por su parte hacía lo propio; no nos molestábamos. Lo bueno de tres años de convivencia es que ya nos conocemos las rutinas. Para las dos, las mañanas son sagradas: no se habla hasta estar bien despiertas. Me dispuse entonces a comer mis anillitos; estaban bastantes secos y duros. Aún así, me los devoré como nunca; tenía mucho hambre. Luego, llegó el momento del mate. Fue entonces, que ya despiertas y despabiladas las dos, por fin nos saludamos:
- Buen día – me dijo.
Jamás olvidaré aquel día. Ella preparaba unos mates con mis manos, y yo, quedé muda; no pude ni decir “¡Miau!”.
Jamás olvidaré aquel día. Era otoño. Despertamos juntas, como siempre. El sol cálido de la mañana acudía a nuestra cita de mimos y bostezos. A las dos nos encantaba desperezarnos, y entre miaus y ronroneos cumplimos con el ritual. Sentí que pude relajar mi columna como nunca. Bostecé gigante. Me sentí aliviada; aliviada de algún pesar que ahora no podía recordar. Me sentía realmente cómoda; despreocupada y confiada de que todo estaría bien. Sería, tal vez, gracias al jazz de la noche anterior y a las velas y al sahumerio; todo esto sumado al sol otoñal que se las ingeniaba siempre para entrar en mi cama. Lo cierto, es que aquella fue una mañana plácida como pocas.
Medio dormida todavía fui a la cocina a tomar mi desayuno. Ella, como todos los días, se tomó unos minutitos más en la cama y después me siguió. Sentí más sed que de costumbre y tuve que tomar y tomar agua por un rato. Ella por su parte hacía lo propio; no nos molestábamos. Lo bueno de tres años de convivencia es que ya nos conocemos las rutinas. Para las dos, las mañanas son sagradas: no se habla hasta estar bien despiertas. Me dispuse entonces a comer mis anillitos; estaban bastantes secos y duros. Aún así, me los devoré como nunca; tenía mucho hambre. Luego, llegó el momento del mate. Fue entonces, que ya despiertas y despabiladas las dos, por fin nos saludamos:
- Buen día – me dijo.
Jamás olvidaré aquel día. Ella preparaba unos mates con mis manos, y yo, quedé muda; no pude ni decir “¡Miau!”.
13 comentarios:
Yo también me quedé sin palabras. Pero eso fue después de ver la foto de Leia =)
Beso grande
Es que... siendo totalmente objetiva: es la gata más preciosa del mundo. Jaja!
Gracias, besote!
Muy ingenioso. Y cálido, como la sensación que transmite la foto.
Agustín: A veces creo que la vida sería mucho más fácil siendo ella: dormir, comer, jugar, ronronear, y dormir, y comer, y jugar...
Y sí, ella es así de preciosamente cálida. Muchas gracias por pasar y por tu comentario. Saludos!
Un texto que empieza dedicado a tu pricesa Leia ya está genial. Que linda mañana y que linda mujergatomujer
Besotes
Felicitaciones. Se ve que estabas muy feliz. Por tantos amaneceres como ese que prefieras tener.
Saludos
Nanu: Simplemente "gracias mujer" ;) Beso
Pablo: Es cierto; muy. Y así será. Muchas gracias por tus palabras y bienvenido a la Aldea!
Muy relajante el principio. Muy bien resuelto el final.
¿Lo que más me gustó? Que nadie te hable hasta que estés bien despierta. Me parece que voy a cambiar por una gata. JA!
Un beso
FLOR DE CEIBO: Igual, debo confesar, que lo primero que suelo escuchar al despertar (después del eterno despertador) son los tiernísimos ronroneos =) Pero de hablar... nadie habla! jaja! Gracias Irene! Besote!
Vane, me gustó como quedó .. asi.. gatubelico. y ya compraste el stock de comida para dejarle??
GyS: jaja! Sí, sí; no le faltará nada, tendrá un arsenal la princesa! Gracias!
Un cariño a la dulce Leia...
Por eso en mi trabajo me dicen que no importa la hora en la que llegue, termino despertando a mediodía... y que no me hablen mientras duermo!
Besos querida Vane..
seguramente... cada mañana, cuando llega el ritual del mate... si estás atenta... percibirás un: -Buen día!
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