miércoles, 30 de diciembre de 2009

Planos

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...y si de pronto ves un destellito en medio de la nada, respirá bien hondo y recibí su luz. Quizás sea un ángel escondido en otro plano que, a través de un juego de espejos, te guiña un ojo...
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jueves, 10 de diciembre de 2009

** Miradas ** GRACIAS

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La inauguración de la muestra salió de mil maravillas!!!
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GRACIAS a todos los que estuvieron,
y a los que me acompañaron con el alma y el corazón también,
porque me hicieron pasar una noche increíble.
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Ahora sí,
con la mirada del espectador,
se cierra la obra
y todo tiene sentido...
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** GRACIAS **
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jueves, 3 de diciembre de 2009

** Miradas **

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Habrá sorpresilla musical a cargo de Swami Govinda Deesh!!!
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Estoy palpitando la previa con muchísima felicidad, gracias a la maravillosa energía que recibo de tantísima gente querida.
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Allí nos vemos, te espero!!!
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** GRACIAS **
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sábado, 21 de noviembre de 2009

Que las hay, las hay...

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Una maga afina sus cordeles mientras toma jugo de duende.
Un ángel le pide colores y regala sus alas al atardecer.
La maga lleva un collar redondo y plumas.
Ahora se le permite el aire.
Lleva también una estrella y tres grullas,
un beso mariposa
y una elección.
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Por la noche la maga se topó con la bruja.
A través de un espejo se miraron de frente.
No sabía la bruja que era una maga;
no sabía la maga era una bruja.
"Que las hay, las hay..." pensó,
y a ellas agradeció.
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A la mañana siguiente,
sin sacar la vista del espejo,
terminó de romper el capullo,
abrió las alas
y voló.
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miércoles, 18 de noviembre de 2009

Nueva publicación en Brétema

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Nuestros amigos del Grupo Poético Brétema (de Vigo, España) me han honrado una vez más al publicar una prosa poética de mi autoría.
El plus en este caso, es que el texto va ilustrado con una pintura a la cual le tengo un particularísimo cariño.
El texto en principio fue titulado *Ella*; por distintos motivos he modificado el título (señal de que la obra siempre está viva!) y actualmente se titula *Numénica*.
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El link para que puedan visitar a nuestros amigos de Brétema es:
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Y el link del texto publicado en su momento en La Aldea es:
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Son enormes mis sentimientos de agradecimiento para con Brétema, una vez más.
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Simplemente, este post para compartir mi alegría.
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Gracias!!!
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miércoles, 4 de noviembre de 2009

Despegue (y Brétema)

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a Gus R., gracias!
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Con las manos fuertemente aferradas al volante se dispuso a emprender la marcha. Entonces, pisó a fondo el acelerador. El auto, pasado de moda y maltrecho, no se movía. Lo intentó una y otra y otra vez: sólo conseguía ahogarlo en nafta. No había caso; aquel auto no arrancaba.
Sin darse por vencido y con una voluntad cada vez más firme, simplemente tomó conciencia. Algo comenzó a cambiar. Sintió un pequeño movimiento, y de a poco, fue aumentando la velocidad. Un vértigo alegre vino a su encuentro; ya estaba carreteando. Y entonces sí, por fin, levantó vuelo.
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Y, cambiando el ángulo de la información... estoy encantadísima! Tengo el tremendísimo honor de haber sido publicada en el espacio del Grupo Poético Brétema (de Vigo, España). El poema es "Perdida" y les dejo el link para que pasen y vean y conozcan al grupo. Mis gracias enormes a ellos!
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http://grupo-bretema.blogspot.com/2009/11/perdida.html
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sábado, 17 de octubre de 2009

Un mundo de sensaciones

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.Tengo excusas rebeldes de emociones
...........infinitos deseos pedidos bajo el puente
...........la eterna búsqueda
...........y su desconcierto
Tengo colores aburridos
...........aires sensibles de notas
...........y una pana verde seco
Tengo un calor dulce
...........perfume de flores
...........y tesoros por millones en un corazón emparchado
Tengo camas infantiles tibias de plancha
...........y juegos hermanos resfriados en un balcón congelado
Tengo un papá gigante
...........y una mamá de ojos transparentes verdes sabios
Tengo tanto amor que escapa por los poros
...........entierros
...........duelos en vida
...........hambre de todo
...........ansias de mundo
Tengo un puesto vacante en mi cama
...........y muchos ojos que no quiero
..................................que miran y me miran
..................................que miran y no ven
Tengo una cajita china
.,,,.......y una bailarina que gira y gira
Tengo chocolate caliente
...........y cortinas azules de flores
...........canillas difíciles de lavar manos
...........y lágrimas de velas
Tengo una "mejor" dentro mío
...........mucha música
...........pies atados
...........pies alados
...........un ángel gigante
...........y guiños de cielo y luces
Tengo uñas enfermas
...........un hígado enojado
...........castañas tibias y un respeto que no habito
Tengo un andar tan a tierra que me vuela
...........brillitos de purpurina y el alma latente
Tengo mariposas azules gigantes
...........sapos resbaladizos
...........y caracoles perdidos
Tengo un ágata amazonas
...........y un amatista nublada
Tengo piquitos en las cejas
...........sopa de letras
...........y un río de lágrimas
........................a veces turbulento
........................a veces calmo
Tengo agujeros
...........y rellenos
Tengo un malva protector
...........nudos que desnudan
...........espejos
...........un verde de ganas
...........menos deseos
...........más confianza
.Y vida
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viernes, 2 de octubre de 2009

Atómico

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Los labios comenzaron a despegarse. El cuerpo gritaba su anhelo de ser reinventado. De a poco empezaba a ser poseído desde todos lados, y desde ninguno a la vez. Una forma incierta lo invadía todo. No había más que hacer que dejarse llevar, vivir el instante. La única forma posible sería pasear la conciencia por cada músculo, por cada célula. Los ojos se iban cerrando. El ser cuerpo se volvía más evidente que nunca. Era un cuerpo en búsqueda de alivio; un cuerpo necesitado de placer.
Los brazos empezaron a estirarse, como queriendo encontrar el propio límite. La búsqueda llegaba hasta los dedos, y más allá también; los trascendía. Era inmenso el gusto de saberse elástico, sin fin.
Las piernas, desde las caderas, también necesitaban escaparse. Se escapaban para reencontrarse en toda su dimensión, y dar con sus propias rodillas, y de ahí, luego, con sus pies. El instante no se preguntaba cuál sería su fin. La boca se iba abriendo, cada vez más. Enorme hubiera sido el placer de detenerlo todo, y quedar eterno. Sin embargo, era imperiosa la necesidad de proseguir.
Los párpados hacían cada vez más fuerza, sin necesidad de hacerla, y se mantenían bien cerrados, como si jamás hubieran existido abiertos. Los músculos de la cara se contraían, a la vez que se estiraban; todo junto y al mismo momento, en un solo acto.
El torso, sin saber si unir o separar sus propias extremidades, comenzaba a doblarse, se exploraba.
El cuerpo, más cuerpo que nunca, perdía sus propios límites para hallarlos. A través suyo, desde un interior intangible, soltaba lo amarrado; lo soltaba sin conciencia, simplemente era liberado. A través de todas sus células, sin forma ni materia aparente, corría una energía que se escapaba, que redimía. De a poco, todo se iba renovando. Estirar y contraer; todo sucedía a la vez. La forma era perfecta, la sensación también; inmensa.
La boca siguió abriéndose más. Y en el colmo de esa fuerza sin contención, un sonido como de bisagra se hizo presente. Venía de las cuerdas vocales, o del esófago tal vez, o del estómago hecho chicle; o de ningún lugar. La tensión había invadido ya todo el ser, y ese sonido ayudaba a intensificarla aún más. El ser se desparramaba hacia todos lados. Todo lo posible quedó detenido, suspendido en esa fuerza que no resistía.
De pronto, como en una montaña rusa, desde el punto más alto e infinito, algo necesitó precipitarse. El cuerpo ya había abierto un espacio intangible, ya las células se habían separado de sí mismas. Por ese espacio, el placer de rehabitarse cayó en cascada. Desde afuera, desde adentro, desde todos lados y hacia ninguno. Esa cascada dulce, de abrigo fresco, fue devolviendo a cada parte su lugar. El cuerpo se fue encontrando con una nueva placidez, con un nuevo ser renovado. Todos los músculos fueron soltando la tensión. La novedad ahora fue explorada de a poco. Un regodearse chiquito de placer investigaba con pequeñísimos movimientos cada propio rincón. La boca ya se había cerrado. Los ojos ya se iban abriendo. Todo estaba ahí de vuelta; vuelto nuevo otra vez. El único rastro que quedaba de la conmoción eran unos charquitos dulces en los ojos, y ese placer inmenso, regalado por el más reparador de los bostezos.
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jueves, 24 de septiembre de 2009

La caja de juguetes de Julieta

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Mi sobrinita (y ahijada) Julieta sabe que es muy creativa y tiene muy buenas ideas. Y le dijo a su mamá que ella quería darle ideas para escribir a su Tía Tai (o sea yo). Y entonces nos pusimos a escribir juntas. El disparador fue un cuento/poema escrito por ella misma, con sus hermosas primeras letras. Entonces le pedimos ayuda a toda la familia. Y juntamos muchas cosas para guardar en su caja. Y jugamos. Y sacamos de paseo muchos recuerdos. Y nos emocionamos. Y este fue el resultado.
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........................................Con todo mi amor a la Abuela Tuchi
..........................................................a Papá (Abuelo Osvaldo)
.............................................................a Mamá (Abuela Nelly)
................................................a Gaby y Marce (hermanazos!)
....................a Andy e Ine (hermanitos! y al piojito/a también)
............................................................. a Vale (hermana mía!)
................................................................a Luichi (Cuña-Bichi)
.........................................y a mi más amada "capullito": July
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De la caja de juguetes de Julieta pudimos sacar:
.juguetes reunidos a la hora del té
un oso con su tren
una muñeca que habla por teléfono con su amiga
un dinosaurio suavecito
una torre de cubos
un robot con su tambor
Julia jugando con un elefantito de peluche
una canasta llena de flores
un delfín violeta que salta al agua
y el abuelo que juega con él
un reloj que marca la hora de jugar
una casa de muñecas
los huevitos por nacer de Cloi y Papi
la jaula de Filipón
la abuela cocinando milanesas con forma de corazón
el frasco azul de caramelos
los caramelos
un perrito juguetón
un nene que se sube a un barco de papel
un juguete de mamá
una nena hamacándose en la plaza
un nene durmiendo en su camita
las alas de su angelito de la guarda
los estornudos de papá por las plumas del disfraz de reina
el disfraz de reina
el postre de la abuela de frutillas y crema
una bola mágica de brillitos nevados
cenicienta jugando dentro de una lapicera luminosa
la confidencia del primer amor en auto
el arcoiris del cachete el día del cumple
la bolita de hilo de Julia para dormir
Julia para dormir
Julia
la canción de Daisy de los tíos
las aventuras con Joaquín
un libro de Sara Kay
las orejas más chiquitas que los aritos de la Abuela Tuchi
el corazón de papá al nacer
los primeros pasos
el año
sumas y restas voladoras
una goma que borra todo
la muñeca Valentina de porcelana de mamá
la porcelana de mamá
los rulitos de las letras cursivas
la comida de la cocinita de los dos años
la hamaca del árbol en casa de los tíos
los viajes en barco
los alfajores blancos
la costanera buscando Buenos Aires
la canción Chiquitita de Abba
el primer baile de manito
los zapatos al revés que sabe poner papá
el títere de la rana René
los dedos locos de la abejita de dedos
la abejita Ro
el sol del cinco de julio
los dientitos para el Ratón Pérez
el miedo al Ratón Pérez
un papá Toto Petoto
un salute Pepina
el dulce de leche de la abuela
mi capullito
los besos de trompa dormida
el llanto de Iván por el chupete
la carita hinchada de dormir
las rodillas con frutillas de jugar
las tostadas a la parrilla
el tenedor que casi pincha la mano del abuelo al descubrir las mollejas
las mollejas
y las aceitunas
los lagrimones de la abuela cuando dijo "papá"
el "má" número veinticincomil del primer año
el puchero a la puerta esperando la llegada de mamá
los cachetes imposibles de postre
los rulitos de los abuelos
los cascabeles de colores para Leia
los juegos en casa de Tía Tai
las uñas pintadas "quietita quietita"
los abrazos
las dos colitas
las caras pintarrajeadas
las risotadas de la conga milonga
los besucones
los dedos manchados de colores
todos los colores
y violeta
mucho violeta
nuestro violeta favorito
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lunes, 21 de septiembre de 2009

Convivencia

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........................................................................a mi princesa Leia

Jamás olvidaré aquel día. Era otoño. Despertamos juntas, como siempre. El sol cálido de la mañana acudía a nuestra cita de mimos y bostezos. A las dos nos encantaba desperezarnos, y entre miaus y ronroneos cumplimos con el ritual. Sentí que pude relajar mi columna como nunca. Bostecé gigante. Me sentí aliviada; aliviada de algún pesar que ahora no podía recordar. Me sentía realmente cómoda; despreocupada y confiada de que todo estaría bien. Sería, tal vez, gracias al jazz de la noche anterior y a las velas y al sahumerio; todo esto sumado al sol otoñal que se las ingeniaba siempre para entrar en mi cama. Lo cierto, es que aquella fue una mañana plácida como pocas.
Medio dormida todavía fui a la cocina a tomar mi desayuno. Ella, como todos los días, se tomó unos minutitos más en la cama y después me siguió. Sentí más sed que de costumbre y tuve que tomar y tomar agua por un rato. Ella por su parte hacía lo propio; no nos molestábamos. Lo bueno de tres años de convivencia es que ya nos conocemos las rutinas. Para las dos, las mañanas son sagradas: no se habla hasta estar bien despiertas. Me dispuse entonces a comer mis anillitos; estaban bastantes secos y duros. Aún así, me los devoré como nunca; tenía mucho hambre. Luego, llegó el momento del mate. Fue entonces, que ya despiertas y despabiladas las dos, por fin nos saludamos:
- Buen día – me dijo.

Jamás olvidaré aquel día. Ella preparaba unos mates con mis manos, y yo, quedé muda; no pude ni decir “¡Miau!”.


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viernes, 18 de septiembre de 2009

Perdida

Me pierdo en el tacto
en el vértigo del estómago
en el dulce y suave
vuelo colorido
de vueltas
y formas
con puntos y rayas
de compases
y punzones de dolores

me pierdo
en las heridas de carmín
en la miel
en el perfume de los ojos
en sus destellos
y en su oscuro también

me pierden mis sentidos
y me encuentran mis alas
me llevan lejos
y encontrándome
vuelvo perdida
sabiéndome arte
aleteando
el eterno capullo
de un vuelo fugaz
que nace y renace

porque vive y revive
y se encuentra
y se pierde
siempre

y vuelve

martes, 15 de septiembre de 2009

Destellos

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Fue recién a sus cuarenta y dos años que Jorge comenzó a intuir el sentido de su vida. Al parecer, todo fluía plácidamente, sin modificación alguna más que el constante cambio previsible (o no) de las cosas; nada de qué preocuparse. Sin embargo, hacía cerca de seis meses que Jorge venía teniendo encuentros extraños con gente cada vez más extraña. Esto le provocaba una inexplicable inquietud. No lograba comprender; se preguntaba de dónde había salido esta sensación desconocida, y a su vez, paradójicamente familiar.
La noche previa a su cumpleaños, haciendo un balance de los últimos tiempos, fue que notó esta constante. Cada vez que se encontraba con uno de ellos, se saldaban, se entendían; eran hondas sus almas, eran altas... El tiempo no debería existir para comprender el encuentro. Se reconocían, y de a poco despertaba su raza, se recordaban. Jorge por fin lo supo; a su mente vinieron recuerdos (o deseos futuros) donde se veía reunido con todos ellos, cerrando un pacto, atemporal. Juntos eran el Todo.
Con el correr de los días notó que, de a poco, su entorno y todo se volvía cristal; destellos de un cristal cada vez más puro y transparente. Allí se reflejaba él, en esa gente desconocida y familiar, desnuda y extraña...
Y entonces ahora sí; por primera vez, y por fin, todo tuvo sentido.
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domingo, 6 de septiembre de 2009

Por la hendija

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Todavía con los ojos cerrados, su cara sonrió con placidez. Era una de esas mañanas donde el cuerpo se siente renovado gracias al descanso profundo. Perezosamente volteó en la cama. El sol se desparramaba entre las sábanas. Una vez boca arriba, abrió los ojos. Sintió un sabor amargo en su conciencia; había tenido pesadillas. No recordaba claramente; tampoco quiso hacer esfuerzo por recordar. Un desperezarse lento y sostenido lo fue tumbando de costado. La mañana era de una placidez total.
De pronto, algo en su pecho desapareció. Algo se apoderó de él y terminó de desprenderlo de su propio cuerpo. A toda velocidad. Sintió el vértigo como un agujero infinito en su aliento. Sin peso. Boca abajo. Iba en caída libre. En la mínima fracción del instante de un segundo habitó su eternidad. No había nada alrededor. No había delante. Ni detrás. Tampoco había arriba, y mucho menos abajo. Sin embargo, caía. Caía cada vez más rápido; veloz como quien quiere escapar desquiciadamente del terror; veloz como quien no soporta la demora en llegar. Seguía cayendo. Su cuerpo no era tal; el vértigo había tomado todo su ser. De pronto, un pequeñísimo destello le abrió una hendija al pensamiento. La noche, los textos, las pesadillas… Por un instante (o por toda la eternidad) su mente vagó por ideas borrosas. “Puta, era puta”, pensó. Todo se detuvo. De golpe. “Era idea; era idea y era puta”. La velocidad frenó y en un instante explotó en quietud; quietud tan quieta que ni siquiera el caos se movía; tampoco descansaba. Se refregó los ojos. “Eso era… una puta idea”, se dijo. Con los ojos abiertos ahora, volvió a sonreír con placidez. Se estiró un poco más hacia la mesa de luz, alcanzó su cuaderno, su birome, y empezó a escribirla: “Todavía con los ojos cerrados, su cara sonrió con placidez. Era una de esas mañanas…”
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martes, 1 de septiembre de 2009

Guardianes anónimos

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No importaban ya las razones escritas ni las no escritas. Lo cierto es que se había dado por vencido; resultaba inútil tratar de despegar la espalda de la pared. Todo resultaba inútil: el intento y vencerse. La tortura no tenía fin. Para colmo de males, delante suyo alguien había colocado un espejador de insistires; por lo que cada intento se repetía por millones, que resultaban todos vanos y se convertían en millones de impotencias.
Hasta que por fin un día, el anaranjador de penumbras con sus quehaceres llegó al altillo y abrió la ventana. Una luz cálida inundó la habitación que permanecía desde hacía millones de días en penumbras. Recién en ese momento, el guardián pudo despegar la espalda de la pared. Nunca nadie supo que estuvo ahí, nunca nadie lo vió. Simplemente, el guardián de penumbras, en silencio, a buscar otra oscuridad se fue.
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lunes, 31 de agosto de 2009

Escamas

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El espacio de la ausencia
vacío queda ya de agujeros
pesa de congoja
hunde hacia más nada

soledad presente
en ausencia de ellos
la mía
irreverente
dolorosa
con caras silenciadas
cercanas
lejanas
las soledades y las caras

en la paradoja de mis sentidos
la soledad
y yo

escamas plateadas de un pez
flotando sin vida
por inercia

silencio

y nada
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jueves, 27 de agosto de 2009

Nidos de éter

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En el reloj del tiempo
las agujas llegan tarde
no hay tic tac
sólo silencio
la urgencia es la única puntual

un carcelero despierta
con una pulsera de madera a sus pies

hay polvo añejo de campanadas
de horas quietas
muertas

los engranajes de un viejo relojero
dan cuerda a un mecanismo de luces
de números romanos
redondos

y en el cuadrante del tiempo
un reloj de arena
gira sin fin
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viernes, 21 de agosto de 2009

Sin perdices

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Yo ya sé que un vestido floreado no lo es todo; pero sin dudas, yo tendría un vestido floreado cuando imagino mi vida completamente feliz.
Habría mucha naturaleza y muchas sonrisas también, todas verdaderas. Porque no es que necesariamente falten sonrisas en esta vida, pero las que hay… ¿quién se las cree? Claro, es coherente con la cultura de hoy; es que está como todo muy nylon, muy compactito, todo virtual…

En esa vida completamente feliz habría un lago, y sería “mi” lago; donde iría a nadar, a flotar. Ahí, me quedaría mirando las nubes; porque habría nubes también, de las que no nublan y tienen formas. Me darían ganas de pintar cada una de las cientos de ellas. Y en esa vida feliz, hasta capaz que las pintaría a todas, o aunque sea sólo a una.

¿Es que habré visto mucho Heidi de chiquita? Claro, nos han enfermado la cabeza, y una después se las ve negociando permanentemente con la melancolía. O será porque “melancolía” es una palabra hermosa, fonética y visualmente hermosa, que se hace imposible escapar de ella. Y tal vez la pobre de Heidi no tenga nada que ver con su pajarito muerto, su Copo de Nieve extraviado, su Clarita paralítica y su abuelita ciega.
Por suerte, una después creció y vio novelas como Topacio: con su protagonista rubia, pobre, ciega e inocente, que tenía encuentros con un pervertido que pretendía aprovecharse de ella y que, para colmo, llevaba la mitad de su monstruosa cara quemada al estilo Freddy Kruger. Después, la pobre sufrida, seguro habrá sido casi hermana de su amado, quien en algún momento se habrá quedado paralítico, luego de que ella recuperara milagrosamente la visión que jamás tuvo. Finalmente, los malos irían presos, enfermarían o morirían solitarios. Los buenos felizmente sanarían, se casarían y comerían perdices por siempre; eso sí, sin engordar.

Demasiado sanas hemos quedado...

Yo, tendría un vestido floreado, mucha naturaleza, muchas sonrisas, y en mi lago habría muchas nubes, para pintarlas a todas. Es posible que me acompañe mi amiga la melancolía, pero de seguro, no invitaría ni a Heidi ni a Topacio. Y a las perdices, tampoco.
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miércoles, 19 de agosto de 2009

Ciento noventa y cuatro

..........................a la memoria de las ciento noventa y cuatro vidas
...........................................que se llevó la tragedia de Cromañón


La tristeza pinta un día ni siquiera gris

Ciento noventa y cuatro gritos mudos
ensordecen su ausencia

El dolor desgarra en silencio
pesa sobre los defraudados
y los lleva hondo
bajo tierra

Los cuerpos apenas soportan el agobio de las almas

Vuelan carcajadas amarillas
flotan
provocan

La impotencia necesita chocar
y no hay contra quien

Una plaga de hormigas negras
con sus cascos, palos y escudos
van y vienen

Otra vez


Inútil


No hay justicia justa

No hay nombre


Una música quedará teñida de memoria
Por siempre
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domingo, 9 de agosto de 2009

Y si tan sólo...

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Si tan sólo bastara con maldecirte
y desear eternamente tu ausencia
para que dejes de doler

Si fuera tan fácil escupirte a los ojos
cachetearte la glotis
y pellizcarte el hígado

Si pudiera demoler los castillos
que treparon solos por los aires
intuyendo el rastro de mis anhelos

Si tan sólo hubieras descansado en mis arrullos

Inútil sería tal vez
golpearte y golpearte en el pecho
para simbronar tu corazón ahuecado

Si tan sólo pudiera escuchar esos ecos
y dormirme

Si pudiera arrancarme de tu ignorancia
extirpar tus susurros, tu piel
tus caricias, tu aliento
de mí

Si dejaras de ser vos
si dejara de ser yo
si fuera tan sólo
y fuera tan simple…
.................................que dejáramos de ser.
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miércoles, 5 de agosto de 2009

Colorín colorado inédito

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… y entonces Blancanieves acepta la manzana de la viejita y da un mordisco. La encuentra durísima. Se le cae un diente por hacer tanta fuerza. Y se le cae otro. Y otro más. Y el rosado de sus mejillas empieza a desaparecer. Y su bello vestido de sedas de a poco se transforma en arpillera. Y le crece la nariz, y en la punta le sale una verruga y en ella dos pelos, gruesos. Sus huesos se achican, se encorva, se joroba. Crujen sus años. Se seca por dentro. Sin entender lo que le pasa, con las pocas fuerzas que le quedan, levanta la vista. Delante suyo, reluciente, encuentra una Blancanieves feliz que voltea y se abraza a un joven príncipe. Las espaldas de la pareja marchándose es la última imagen que guardaron sus retinas.
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martes, 28 de julio de 2009

De pindringos y otras cosas

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En el rincón, los pindringos hicieron su rancho. Nadie recuerda ya hace cuánto tiempo habían llegado. Hay algunos (muy obtusos ellos) que sostienen su inexistencia. Pero cada ojo que ha pasado por la habitación se ha detenido inevitablemente a contemplar ese rincón.
...Pero ¿por qué otra cosa sucedería esto, si no fuera por la evidente presencia de pindringos?
...Sucede que sólo quienes pululan pueden advertirlos, y el oficio de pululador escasea por estos días. Ante tal falta de audiencia, los pindringos se han visto obligados a reproducirse insensatamente a fines de abarcar una superficie cada vez más amplia. El último ojo pululador da fe de que los pindingros ya han invadido un tercio de la habitación. Sin embargo, en la medida en que los pindringos se reproducen, también se reproduce la cantidad de obtusos que pasan por aquella habitación, y los niegan.
...Unos ojos (unos poquísimos ojos) son los únicos que han podido escapar de la obtusería. Esos ojos y su polular (su cada vez más atesorado pulular) crean más ojos, que pululan justo en el rincón, justito ahí en donde los pindringos hicieron rancho.
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jueves, 23 de julio de 2009

DesEspera

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Un hombre está sentado en una sala de espera. Su pierna derecha no para de rebotar. Sentado, se inclina hacia delante. Luego, se inclina hacia atrás. Mira a la secretaria. Se vuelve a inclinar hacia delante. Mira de reojo el reloj pulsera de la señora sentada a su lado, pero no alcanza a distinguir. La mujer lee una revista y la posición de su muñeca hace que el reloj quede hacia abajo. El hombre se da cuenta de que es en vano seguir intentando. Sin dejar de rebotar su pierna derecha pasea su mirada inquieta por la sala. Descubre el monitor de la computadora de la secretaria. Se estira para ver, agudiza su vista; pero no, está demasiado lejos. De pronto la mirada se le enciende, empieza a palpar su saco. Tantea con su mano los bolsillos internos y externos. Se incorpora apenas y tantea su traste. Desilusionado, vuelve a acomodarse en el asiento. De a poco, la pierna derecha comienza a rebotar, cada vez más rápido. Ahora el ritmo del movimiento es acompañado por el tintineo de un par de monedas chocándose en su bolsillo. La señora de al lado se empieza a notar molesta. La joven que se encontraba sentada en el rincón se levanta y le pide a la secretaria prender el televisor. Al hombre le vuelve a brillar la mirada. La chica enciende la tele y sintoniza la novela de la tarde. La cara del hombre vuelve a apagarse. Por un breve momento la pierna había suavizado el movimiento, pero en cuanto ve la novela el rebote gana nuevamente velocidad, produciendo un tintineo más intenso de monedas. La chica sumándose al fastidio de la señora, sube el volumen del televisor para silenciar las monedas. El hombre se da cuenta, y sus movimientos son cada vez más bruscos. La secretaria que mira la escena niega fastidiada con la cabeza, resopla y vuelve a su planilla. El barullo reinante en la sala se ve de pronto interrumpido por el ring del timbre. La secretaria se levanta a abrir la puerta. La recién llegada saluda y pregunta a la secretaria si habrá mucha demora. La secretaria contesta que en cualquier momento el doctor comenzará a atender ya que son las cinco menos cinco. Los ojos del hombre ahora sí, se iluminaron, como quien se entera de una nueva verdad desconocida pero presentida. Su pierna ha dejado de moverse. Sus ojos pasean ahora de una en una por todas las pacientes de la sala. Por fin, con el gesto muy alegre, se levanta, saluda a la secretaria, mira su reloj pulsera, y dice:
- Pasame las fichas Silvia, por favor. Y en cinco hacé pasar a la primera.
Se da media vuelta y se mete en su consultorio.
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domingo, 19 de julio de 2009

Disculpe la molestia




me molesta que me empujen por la calle
que me atiendan mal en un negocio y las malas contestaciones

me molesta el silencio
la frialdad
y el frío

me molesta que me contradigan
y que me juzguen

me molestan las alarmas de los garages
el desamor
la desilusión
el automatismo

me molesta el prejuicio............. (de)
lo constante.................... (sin)
ni siquiera saber ................... (de)
los asuntos

me molesta la falta de tacto
la falta de respeto
la ausencia de sentido común
la falta de sentidos
............................. las faltas
........................................... las ausencias
......................................................... (los) sin sentidos

me molesta no encontrar sentido
.................. no encontrar
.............................. errar
.......................... fracasar

me molesta que hierva el agua del mate
............................................. y quemarme
que me fumen cerca
el atropello
la mentira
la ambición
y el poder y el dinero
las cacerías

me molesta que me quieran vender
...................................................... cuando no quiero comprar

me molestan las uñas contra el pizarrón
las máquinas que taladran las veredas
.......................................................... que taladran mi cabeza
los edificios que se reproducen
y la falta de verde
y la falta de cielo
y la falta de aire

me molesta la injusticia
las mentes cerradas
los corazones cerrados

me molesta que duela mi cabeza
.................................................. y mi corazón también

me molesta el dolor
................. mi dolor
.................. tu dolor

me molesta el dolor de él y el de ella
.............................................................. y el de aquellos también

me molesta el apio en la ensalada
que me ofrezcan pollo si no tienen pescado
que juzguen si biencreo o malcreo
........................ si como o no como si digo o no digo si hago o no hago

me molestan las ojeadas
y cortarme con una hoja
que la ducha esté fría
................................. y la cama también

me molesta mojarme el ruedo de los pantalones cuando baldean las veredas
las cuestiones contables
la burocracia
que me llamen por teléfono cuando no tengo ganas de hablar
que nadie me regale flores

me molesta la culpa
................. mi culpa de todo
................. mi culpa de nada

me molesta que me culpe mi culpa
me molesta sentirme enojada
aprender a ser dura
a ser fría

me molesta ser miedosa
inconstante

me molestan los corazones con estragos

me molesta hacer cosas por obligación
ir al dentista
que me salgan granitos
los mosquitos
que mi gata no entienda razones
que los humanos no entiendan razones

me molesta que me molesten tantas cosas

ufa






viernes, 10 de julio de 2009

Numénica

a mi fiel y eterna aliada en la lucha contra la "no inspiración"


...................

De a poco va creciendo, contemplativa y serena. Suele jugar a las escondidas; adora camuflarse. Teme. A veces sus pequeñas partículas se repliegan. Hasta que oscurece, y revive, y contempla y serena. Y la imagina quien la ve, la recorre, la observa. Ella de pronto desespera. Mira a ambos lados. Todo es plano. No hay arriba, no hay abajo; es imposible estirarse, asomarse o retraerse. Es sólo dejarse y contemplar. Rendida. La miman aquellos que divagan por los aires. Roban prestada de ella un concentrado de su esencia, aplican sus poderes mágicos de delirios y vuelos y, probablemente la hagan sonreír. Ella de a poco irá mutando. Y será eterna.
Y eterna será su búsqueda, la belleza será más plena, y los universos, serán imposibles de existir.


Pintura "Hada" - Acrílico sobre cartón entelado - 40 x 50 cm - Vanesa Giordano

sábado, 4 de julio de 2009

Yo creo

.
Yo creo
yo creo que se nace
se nace y también se hace
se hace y se consigue
se consigue lo que se puede
se puede si se lo quiere
se quiere lo que se hace

Se nace para ello

Yo creo
porque se nace
y porque también se hace

Y porque una sin la otra
nada crearían

Y yo
nada creería

sábado, 27 de junio de 2009

Crece doler



Chato y agudo
Sin dudas de acero

O peor

Es plano
Es agujero
Es bola
Es frío

Quema
Oprime
Pesa

En el pecho

Se instala

Y vive


martes, 23 de junio de 2009

Te congelan

.
Te congelan
te congelan poco a poco
cachetazos distraídos de indiferencia
y escupidas de miedos a retazos

Te congelan con sus lágrimas no lloradas
y el tacto frío y anestesiado
con sus ojos callados
y los poros ciegos de pulsaciones

Te congelan ellos
arquitectos de murallas
te huelen con sus olfatos rancios
y opinologan tus acciones

Te congelan
con los puños cerrados de bronca verde
y burbujas oxidadas de azufres
quebradizos y estancados

Te congelan
poco a poco
lo intentan cada vez

Cada vez que lo intentan...

¿Te congelan?
.

sábado, 20 de junio de 2009

Reencuentro

......................


…y mientras las lágrimas corrían por sus mejillas ella vino a su encuentro. Supo entonces que la había extrañado. Hacía tiempo que no sentía ese dulzor ácido, aplastante. Cara a cara se miraron, desnudos. Y una música venida de ningún lugar los levantó en vuelo y los envolvió en la tibieza del temblor de la lágrima por caer.
– Bienvenida una vez más, –dijo entonces él– melancolía.
.
.
Pintura "Perfiles" - Acrílico sobre tela - 0,50 mt x 0,70 mt - Vanesa Giordano



miércoles, 17 de junio de 2009

Gotas



Y si entraran y salieran
Las gotas
de
Tus ojos

No necesitarían tal vez cerrarse

Brillantes de limpitos quedarían

No más olor a humedad
No más pelusas
No más bichitos

La oscuridad no existiría

Serían sólo delicias
En tiempos de verano


sábado, 16 de mayo de 2009

Cirujano

… y entonces con la misma precisión con la que un cirujano domina su bisturí, agudo y helado, tomó la gillette. Su cara dibujó larga una sonrisa. Su mano no usó anestesia. Y lento, muy lento, tajeó su huella en el corazón.

lunes, 11 de mayo de 2009

Conciencia


Ahora
Los elementos se funden
Todo pierde su límite

El cuerpo se transforma en agua
Y el agua en tierra
Tierra liviana de cielo
Y cielo denso de árbol
Y cada uno es todo él

Nadará
Desde el principio del fin
Fundido en ese momento
Sus raíces serán cortadas al aferrarse

Reptará
No podrá escapar
Entregado
Huirá por siempre

Volará
Será denso de aire
Y liviano de raíz

El agua que lo cubra no lo ahogará
Su cuerpo se expandirá hacia su interno
Y en la implosión desaparecerá

Y después
Después por fin
.

Dibujo "Conciencia" - Vanesa Giordano

sábado, 2 de mayo de 2009

Carta a un escritor

Este lugar, día de hoy de este mes del corriente año

Estimado coequiper:

Hacía tiempo que tenía ganas de ser yo la que te hablara, y no voy a desaprovechar esta oportunidad, aunque confieso que es raro esto de invertir los roles.
No sé porqué a veces me tenés tanto miedo. Yo sólo te ofrezco un lugar. Sí; es cierto, siempre te obligo a empezar de cero.
Está clarísimo que siempre llevás las de ganar ya que yo sólo recibo en mi regazo lo que vos querés que yo sea.
Al principio siento tu pánico; después, tu avanzar tímido, y en cuanto tomás un poquito de confianza... Luego, te quedás mirándome, y pueden suceder muchas cosas: te enojás, te sentís orgulloso, o se te mezclan un montón sensaciones desconcertantes. La mayoría de las veces, después de tomarte tu tiempo, volvés, y me modificás como se te antoja. A veces me dejás guardada en algún lugar y por un tiempo te olvidás de mí. Y algún día sucede algo que te hace recordarme, y entonces, me encontrás nuevamente, y me modificás una vez más.
Tenía muchas ganas de contarte todo esto, porque no entiendo cómo es que me tenés tanto miedo. Vos sabés que yo estoy, siempre. Sabés que hagas lo que hagas de mí, siempre te daré una nueva oportunidad. No me molesta que hagas conmigo lo que se te antoje. Esto no es un reclamo, ni una pasada de factura, ni nada por el estilo; todo lo contrario. Lo único que quisiera es que destierres ese pánico que veo en vos cada vez que me venís a buscar. No muerdo, no voy a saltarte a la yugular, no soy tu amenaza. Dale, che; dejáte de pavadas, y la próxima vez, vení a buscarme sin miedo; siempre voy a estar acá: esperándote, dispuesta, fértil.
Eternamente a tu disposición, con todo mi cariño,
Yo,
la hoja en blanco
.
.
.
Este texto ha sido publicado en CRUZAGRAMAS
Gracias gigantes a Don Zaiper!!! Y a toda la comunidad cruzagramística!

sábado, 25 de abril de 2009

(sin) Fin


– ¿Hasta cuándo tendré que llorarlo?
– Hasta que los ojos se te transformen en desiertos, y puedas sentir sólo arena seca en tus venas.
– Pero eso ya me pasó.
– Entonces, ahora el dolor será sordo y sentirás que una topadora arrasa con tu corazón.
– Eso también me pasó.
– Entonces, sólo resta sumergirte hasta lo más hondo del agujero en tu pecho.


martes, 21 de abril de 2009

Regreso

De pronto interrumpió su discurso habitual y observó: un nene comiendo chizitos, el movimiento rítmico y monótono de la gente, un celular sonando… Se dio cuenta de que había perdido el hilo de lo que decía. Y pensó en su Mili. Miró nuevamente al nene gordito que no paraba de masticar y masticar. Sintió asco. Volvió a mirar a la gente. Giró hacia el grandote rubio que lo miraba mal. Y sintió más asco. Seguramente en algún otro momento se hubiera enojado con él y lo hubiera increpado. Pero hoy no; sólo observó. A su mente vinieron de nuevo los ojazos de su chiquita. Una sutil electricidad empezó a subirle desde el punto más profundo de sus entrañas. Al instante se dio cuenta de que estaba congelado, paralizado de movimiento y habla. En una fugaz conexión con la realidad vio que pasaba una estación. Seguía congelado. Nadie en el vagón parecía notarlo, la mayoría disimulaba. Sintió pena. La electricidad nacida en sus entrañas siguió subiendo por su cuerpo; en su pecho se hizo cosquillas y en sus ojos, humedad. Raúl supo definitivamente que no valía la pena seguir allí parado. Y pasó otra estación. Una sonrisa de su Mili valía más que la bolsita pesada y rogada de monedas. Y una estación más. Se dio cuenta de que el cansancio que transpiraba no era el suyo. Por primera vez no anheló su mano; demasiado pesado era ya palpar el hastío ajeno sólo con una. Pasaron tres estaciones, un tiempo que sólo unos pocos advirtieron y unos cuantos disimularon. Raúl, de pronto, empezó a hablar, como si alguien hubiera soltado el botón de “pausa”. Agradeció a todos los pasajeros. Su cara, por primera vez en mucho tiempo, se animó a sonreír hasta las muelas. Empezó a abrirse paso por entre el aire sofocante y denso. Demoró apenas un segundo con cada persona. No hizo diferencias, todos recibieron lo suyo. Saboreó el gusto que tiene el otro lado de la compasión.
Al llegar a la cuarta estación, bajó del vagón y apuró el paso. Raúl sabía que en su casa lo esperaban los ojazos de su Mili. Empezó a correr. Llevaba su cara empapada en lágrimas, y en su única mano, apretada muy fuerte, su inseparable bolsita de monedas, por primera vez, vacía.

(Escena montada sobre descripción de escenario realizada por Denise en el tcl-28)

viernes, 17 de abril de 2009

Resistencia latente

Son los corazones despiertos,
despiertos y latentes,
los que en la tangente oblicua de la vida
acuden a su cita con lo cierto.

Fuera de ella otros soplan y soplan,
desestabilizan sus pasos.
Son ésos, los pasos verdaderos,
que avergüenzan a los ordenados.

Muchos corazones venían,
pero allí afuera van quedando.

viernes, 10 de abril de 2009

Esperándote...

…mojar la medialuna en el café con leche una tarde de otoño
que el abrigo abrace tus pies después de un chaparrón
recibir inesperadamente ese llamado que tanto anhelabas pero aún no sabías
fundirte en el abrazo de tu gente amada
andar en bici sin prisa por llegar un día de primavera
echarte a “ver” como dibuja el aire tu música favorita
encontrarte repentinamente sacudido por al ritmo de tu propia carcajada
saberte desnudo ante esos ojazos infantiles
sentir, ver y adorar a las mariposas
divagar imposibles entre las llamas de una chimenea
convencerte una vez más de que no habrá pinceladas más bellas que las de “esos” cielos
recibir desde un hambre voraz el primer bocado de comida
saciar una sed desesperante con limonada fresca
enamorarte cada noche de la misma luna
saber de la existencia de los ángeles
un capuchino exquisito para una nariz helada
atrapar con la cucharita le espuma de ese capuchino
encontrarte con tu cama después de un arduo día de trabajo
un baño de inmersión con velas, sahumerios y buena música
prender la tele y que justo empiece tu programa favorito
observar las flores
saber que no hubo ser humano que las haya creado
sentirte feliz bajo la lluvia
seguir tratando inútilmente - o no - de intuir qué será lo que siente un ave en vuelo
descubrir un nuevo brotecito en la planta que tanto cuidás
y que florezca
presentir un perfume llegando a casa
olvidarte un día entero del reloj
que el sol sea naranja
que la luna también lo sea
desperezarte
despertarme y verte a mi lado
iniciar un viaje
llegar
y que llegues
y acariciarte
y disfrutarte
y amarte.
- Hola!

martes, 7 de abril de 2009

La Cita (de cuando un personaje quiso ser cuento)

La pasajera muy apresurada indicó al subir: “Hasta Guzmán y Elcano, en Chacarita”. Y Mario Guzmán supo que “el día” había llegado.
Mario Guzmán tiene cincuenta y tres años. Mide un metro setenta y ocho (aunque nadie lo advierte porque casi nunca está parado). Fuma dos atados de Lucky por día. Su voz es áspera y pareciera que le falta el aire al hablar. Sus cejas son gruesas y tupidas, y sus ojos oscuros tienen esa expresión simpática de sol. Lleva su brazo izquierdo mucho más bronceado que su brazo derecho. No usa reloj. Como único accesorio tiene una cadena de plata con una medallita de San Benito colgada del revés.
Mario Guzmán ha sido morocho por siempre, pero desde hace un tiempo sus canas parecen querer ocultarlo. Es por esto, que una mañana, entre cafés y medialunas de grasa en lo del gallego, se ganó el apodo de “El Cano”.
Ciento cuarenta y dos kilos acusó la balanza, hace algo más de seis años, la última vez que Mario Guzmán visitó a un médico. Seguramente la rutina del salamín con queso y aceitunas, y los choripanes jugosos han sumado unos cuantos kilos más. Así es, que su extensa humanidad se desparrama dentro del taxi ocupando mucho más espacio de el que le corresponde.
Mario Guzmán viste como todos los días su camisa celeste de manga corta y su pantalón gris, remendado en lugares donde la vista no llegaría jamás. Le gusta jactarse de que su auto tiene el volante más lustroso de la ciudad. Esto se debe al detalle de la franela, cuidadosamente extendida sobre su panza, que no deja de lustrar y lustrar a ese volante, en cada vuelta de cada esquina.
Separado de su mujer hace diez años, Mario Guzmán pasa diecisiete horas por día arriba del taxi. No tuvo hijos. Hace ocho años se vio obligado a internar a su madre en un geriátrico. Su padre murió antes de que él naciera.
Quién hubiera dicho; en el mismo “Guzmán” de su apellido, en el mismo “Elcano” de su apodo, en la misma intersección donde murió su padre (arrollado por un tren, hace cincuenta y cuatro años) junto al mismo cementerio donde descansan sus restos; quién hubiera dicho, que ese día, después de dejar a su última pasajera, el corazón de Mario Guzmán diría basta.

miércoles, 1 de abril de 2009

DesNudo

El hecho de no poder creer lo que le decía el Negro, trajo a su mente un recuerdo que tenía borrado. Jorge se vio a sí mismo parado al lado de la heladera en la cocina de la casa de su infancia; tenía siete años cuando preguntó: “Mamá, ¿quién nos ató el ombligo del lado de adentro?”
La mamá le explicó que se trataba de una cicatriz, le habló del cordón umbilical, del ombliguito que se cae, y esas cosas. Por aquellos años, todo lo que dijeran los padres eran palabras sagradas, no existía otra verdad en el mundo.
Jorge creció y vivió sus treinta y cinco años, convencido de que los seres humanos llevamos en el ombligo la cicatriz de nuestro nacimiento. Hasta hoy.
Después de su charla con el Negro, y recordando su inquietud infantil, se propuso averiguar la verdad. Utilizaría para tal fin su propio cuerpo.
Desnudo, se acomodó en su sillón reclinable, y se procuró un anotador y una lapicera, con intención de registrar en el acto cualquier impresión de la experiencia. Armado de una decisión y firmeza que nunca antes había tenido, metió con todas sus fuerzas el dedo índice de su mano derecha en el ombligo. Y hurgó. Muy profundo.
Estupefacto quedó, al sentir que lo insólito se volvía verdad. Su dedo índice se hundía, más y más. Aunque él quisiera, no podía ya detenerse. No había fin. Comenzó a marearse. Todo empezaba a girar. Iba sintiendo una liberación lenta y vertiginosa. Y se seguía hundiendo. Mientras, al igual que el mundo, la frase del Negro le daba vueltas en la cabeza: “El ombligo es lo que nos cierra, nuestro nudo interno; como el nudo de un globo, sólo que del lado de adentro”. El germen más primario de la profundidad de sus tripas se retorcía en una lenta y agradable agonía. Nunca había experimentado una sensación semejante. Sentía que un sacacorchos giraba y giraba dentro suyo, causándole un dolor inconmensurable, y a la vez, ese alivio absoluto tan ansiado y desconocido por el ser humano. Se hundía. Livianamente giraba y giraba. Y a cada vuelta más dolor. Y a cada vuelta más calma. Cada vuelta más rápida. La fuerza centrífuga comenzó a estirar su cuerpo. Con cada vuelta, más blando. Con cada vuelta, más líquido. El remolino giró y giró. De a poco comenzó a achicarse. Desagotándose. Cada vez, menos y menos de él. La fuerza centrífuga lentamente aminoró su velocidad. El girar era ya ovalado. De a poco. Lento. Jorge, hasta la última gota, desapareció de su ser.

domingo, 29 de marzo de 2009

Herida de muerte

La muchacha se acercó lentamente al confesionario, respiró muy hondo, y se arrodilló. En el eco silencioso de la iglesia resonó el crujir de la madera. La viejita que estaba sentada en el tercer banco volvió de su sueño, y miró. El cura dentro del confesionario, también. La muchacha miró a la viejita. El cura hizo la señal de la cruz y abrió la cortina. La viejita volvió a mirar hacia el altar. La muchacha, al borde del precipicio de su ansiedad, comenzó a despegar sus labios. De pronto, un ruido monstruoso apuñaló el eco reinante del silencio. Sobresaltados, los tres giraron velozmente su atención hacia la puerta. Por entre el humo, en vano, intentaban entender. De a poco, la visión comenzó a aclararse. Sobre los primeros asientos de la iglesia se encontraba, trémula todavía, un ala de ángel languideciéndose en caireles de sangre.
Dicen que desde aquel día el silencio, herido de muerte, jamás volvió a posar su calma sobre los pecados del mundo.

miércoles, 25 de marzo de 2009

SóloS

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............................................................................................a Juan
.

Lo que más me gustó de todo fue el cofre que me regalaste. ¿Sabés?, lo guardé en un huequito que tenía en el pecho, y después, lo fui llenando con los tesoros que encontramos juntos. Puse dentro la lluvia de jazmines de la noche en colectivo, y el arco iris que aquella tarde apareció sólo para velar tu sueño. Guardé también las cosquillas del yo seré peligrosa porque hago “así” pero vos te traés lo tuyo porque hacés “asá”, y el encuentro de dos que, sólo en la lejanía, seguirán juntos por siempre. Porque cada vez más, desde la distancia, aprieto bien fuerte tu mano, y volamos… Yo, sola, y vos, también.

martes, 24 de marzo de 2009

Relación entre partes contrapuestas


Últimamente, vengo intuyendo algo, que creo que recién ahora estoy comenzando a entender: me parece que mi parte cuerda, se está empezando a dar cuenta de que no es la única que habita en mí; es más, se está empezando a dar cuenta de que cada vez es más chico el espacio que ocupa. Se está empezando a sentir invadida, poco a poco, lentamente, cada vez más por su contrapunta. Por momentos esto la altera un poco - donde iría a parar sino como la cosa siga así – y, a su vez, inevitable y paradójicamente, la reafirma en su esencia. Porque… de eso se trata, ¿no? Para que exista un “sí”, es imprescindible que exista un “no”; para que exista un “claro”, debe existir un “oscuro”; para que exista un “arriba”, deberá existir un “abajo”… y así. Qué pasa entonces, me pregunto, cuando una de las partes pretende exclusividad; siguiendo este razonamiento, esto sería comparable a cometer un suicidio.
Pero me fui de tema; decía, que me parece que mi parte cuerda se está empezando a dar cuenta de que no es la única que habita en mí. Sin embargo, una fracción de ella, gusta de ser espectadora de su contrapunta, se divierte mucho, como con la tía copada de la familia cuando se es chico. Esta fracción, gustosa observardora, ocupa dentro de su ámbito una porción menor, lógicamente; una superficie comparada a la correspondencia que tienen los segmentos entre sí dentro por ejemplo de una proporción áurea, esto es: dada una línea separada en dos segmentos desiguales, el total es al segmento mayor, como éste lo es al menor. Es lo que se conoce como “La Divina Proporción”, presente en la naturaleza, en la espiral de su crecimiento, y tantas veces aplicada a las más maravillosas obras de arte que ha concebido esta humanidad. Sin embargo, la parte cuerda se está empezando a dar cuenta que cada vez es más chico su espacio, lo que me lleva a reflexionar sobre la capacidad de la conciencia. Porque ¿cómo sabe la parte cuerda que su contrapunta la está invadiendo de a poco?, ¿desde dónde se para a mirar, para darse cuenta de cómo se puebla la superficie total? Imagino que desde ella misma… o en realidad, y hasta resulta más lógico, su conciencia podría advertir ésto porque se encuentra parada mirando desde el todo. Entonces, si la conciencia de la parte cuerda, es capaz, de pararse a mirar, desde el lugar que ocupa el todo y tener una visión panorámica del asunto, esto podría significar que esa conciencia tiene un poder de expansión que supera su propio ámbito de existencia, y este hecho sería muy complejo de explicar en este contexto. Por lo que decía, que me parece que se está empezando a dar cuenta de que cada vez es más chico su espacio, y pienso si esto será porque realmente la están invadiendo, o porque en realidad, se estarían sufriendo los efectos de una extraña fuerza que tiende a achicar inexorablemente las existencias. Esta fuerza a la que me refiero, es la misma, por ejemplo, que habría sufrido la existencia hormigueril del planeta. Pensemos sino un poco, cuán chica e insignificante es para nosotros, los seres humanos, la presencia de una minúscula hormiguita perdida de su peregrinaje; ínfima, diminuta, inexistente, inútil. Así de terrible son los efectos de esta extraña fuerza, pero lo peor del caso, es que no se sabe a qué patrón de comportamiento obedece su actuar; por lo que, las próximas víctimas podríamos ser cualquier existencia del universo. Da un poco de escalofrío ¿no?; ser para “algún otro” como es una hormiga para nosotros. Sin embargo, sabemos que en el universo, somos de hecho, muchísimo menos que eso, asique realmente, no veo de qué preocuparnos.
En fin, continuando con lo que decía, decía que, se está empezando a sentir invadida, poco a poco, lentamente, cada vez más por su contrapunta, que deduzco ubicada en algún extremo (punta) de la cuestión. Algún extremo, deduzco, contrario a la cuestión; contra-punta. Tendríamos así entonces, dos puntas: una la cuerda, y la otra su contra. Entonces pienso, si lo que tenemos aquí en pugna son dos puntas ¿qué es lo que las une? Medito sobre la materia que llenaría ese espacio de existencia, pienso en si será por ejemplo una materia en degradé (lo que facilitaría la transformación paulatina de una en otra), o si será un agrupamiento de cosas tan disímiles como un confite de chocolate y una daga china de un emperador de hace siglos. Aunque, si es que está lleno de objetos, debería ser en principio un espacio delimitado de alguna forma posible; siendo posible, lógicamente, a su vez, hallarse delimitado por los propios objetos que la conforman.
En definitiva, decía que la parte cuerda está comenzando a sentirse un poco alterada por este hecho, pero que esto a su vez, básicamente la redefine y legaliza en su existir. Lo que llevaría a pensar que, entonces, la alteración es causa y efecto ante el hecho de reafirmar una existencia, y viceversa; o sea, reafirmar la existencia es causa y efecto ante el hecho de una alteración dada. Lo que habría que determinar, es de qué tipo de alteración estaríamos hablando. Porque, dependiendo del tipo de factor alterado, se modifica el todo de tantas formas posibles como cantidades de factores existentes. Por lo que, en principio, deberíamos definir la cantidad de factores que la compondrían, para poder tener una mera noción de la cantidad de existencias disímiles que estaríamos fabricando.
Una vez definidas estas cuestiones, sería entonces muy fácil determinar la relación entre las partes contrapuestas, y su consiguiente estado de retroalimentación clarificadora para cada una de ellas.

Disfraz


Una noche, estaba yo sin poder dormir. Me levanté a dar un paseo sin sentido, cuando de pronto sucedió: en mi patio pude ver un racimo de corazones, sin cuerpos asignados aún que latir. Corazones que, en un atisbo de colmo de poesía, lloraban en lo último de su forma las perlas de la madrugada. De cada uno de ellos pendía una gota cristalina de humedad. Cada gota se aferraba con todas sus fuerzas al intento inútil de trascender ante la luz del sol, víctimas de su propia existencia.
Ya veo, que al llegar la mañana, estos corazones, avergonzados de poesía, se ocultarán y ocultarán sus lágrimas, y se disfrazarán del más común y ordinario potus verde jaspeado de casa.