domingo, 7 de febrero de 2010

Los ojos abrieron

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Los pies despertaron la tierra
y desperezaron nuevos brotes
Los anhelos fueron verdes
y treparon alto
Las hojas fueran blancas
y danzaron
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Las manos azules
recordaron los sueños del sol
iluminaron en su calor
y acurrucaron el bostezo frío
de los vuelos de la noche
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Desde ese día
el mañana
fue siempre hoy
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