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...En el rincón, los pindringos hicieron su rancho. Nadie recuerda ya hace cuánto tiempo habían llegado. Hay algunos (muy obtusos ellos) que sostienen su inexistencia. Pero cada ojo que ha pasado por la habitación se ha detenido inevitablemente a contemplar ese rincón.
...Pero ¿por qué otra cosa sucedería esto, si no fuera por la evidente presencia de pindringos?
...Sucede que sólo quienes pululan pueden advertirlos, y el oficio de pululador escasea por estos días. Ante tal falta de audiencia, los pindringos se han visto obligados a reproducirse insensatamente a fines de abarcar una superficie cada vez más amplia. El último ojo pululador da fe de que los pindingros ya han invadido un tercio de la habitación. Sin embargo, en la medida en que los pindringos se reproducen, también se reproduce la cantidad de obtusos que pasan por aquella habitación, y los niegan.
...Unos ojos (unos poquísimos ojos) son los únicos que han podido escapar de la obtusería. Esos ojos y su polular (su cada vez más atesorado pulular) crean más ojos, que pululan justo en el rincón, justito ahí en donde los pindringos hicieron rancho.
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...En el rincón, los pindringos hicieron su rancho. Nadie recuerda ya hace cuánto tiempo habían llegado. Hay algunos (muy obtusos ellos) que sostienen su inexistencia. Pero cada ojo que ha pasado por la habitación se ha detenido inevitablemente a contemplar ese rincón.
...Pero ¿por qué otra cosa sucedería esto, si no fuera por la evidente presencia de pindringos?
...Sucede que sólo quienes pululan pueden advertirlos, y el oficio de pululador escasea por estos días. Ante tal falta de audiencia, los pindringos se han visto obligados a reproducirse insensatamente a fines de abarcar una superficie cada vez más amplia. El último ojo pululador da fe de que los pindingros ya han invadido un tercio de la habitación. Sin embargo, en la medida en que los pindringos se reproducen, también se reproduce la cantidad de obtusos que pasan por aquella habitación, y los niegan.
...Unos ojos (unos poquísimos ojos) son los únicos que han podido escapar de la obtusería. Esos ojos y su polular (su cada vez más atesorado pulular) crean más ojos, que pululan justo en el rincón, justito ahí en donde los pindringos hicieron rancho.
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