domingo, 29 de marzo de 2009

Herida de muerte

La muchacha se acercó lentamente al confesionario, respiró muy hondo, y se arrodilló. En el eco silencioso de la iglesia resonó el crujir de la madera. La viejita que estaba sentada en el tercer banco volvió de su sueño, y miró. El cura dentro del confesionario, también. La muchacha miró a la viejita. El cura hizo la señal de la cruz y abrió la cortina. La viejita volvió a mirar hacia el altar. La muchacha, al borde del precipicio de su ansiedad, comenzó a despegar sus labios. De pronto, un ruido monstruoso apuñaló el eco reinante del silencio. Sobresaltados, los tres giraron velozmente su atención hacia la puerta. Por entre el humo, en vano, intentaban entender. De a poco, la visión comenzó a aclararse. Sobre los primeros asientos de la iglesia se encontraba, trémula todavía, un ala de ángel languideciéndose en caireles de sangre.
Dicen que desde aquel día el silencio, herido de muerte, jamás volvió a posar su calma sobre los pecados del mundo.

miércoles, 25 de marzo de 2009

SóloS

.
............................................................................................a Juan
.

Lo que más me gustó de todo fue el cofre que me regalaste. ¿Sabés?, lo guardé en un huequito que tenía en el pecho, y después, lo fui llenando con los tesoros que encontramos juntos. Puse dentro la lluvia de jazmines de la noche en colectivo, y el arco iris que aquella tarde apareció sólo para velar tu sueño. Guardé también las cosquillas del yo seré peligrosa porque hago “así” pero vos te traés lo tuyo porque hacés “asá”, y el encuentro de dos que, sólo en la lejanía, seguirán juntos por siempre. Porque cada vez más, desde la distancia, aprieto bien fuerte tu mano, y volamos… Yo, sola, y vos, también.

martes, 24 de marzo de 2009

Relación entre partes contrapuestas


Últimamente, vengo intuyendo algo, que creo que recién ahora estoy comenzando a entender: me parece que mi parte cuerda, se está empezando a dar cuenta de que no es la única que habita en mí; es más, se está empezando a dar cuenta de que cada vez es más chico el espacio que ocupa. Se está empezando a sentir invadida, poco a poco, lentamente, cada vez más por su contrapunta. Por momentos esto la altera un poco - donde iría a parar sino como la cosa siga así – y, a su vez, inevitable y paradójicamente, la reafirma en su esencia. Porque… de eso se trata, ¿no? Para que exista un “sí”, es imprescindible que exista un “no”; para que exista un “claro”, debe existir un “oscuro”; para que exista un “arriba”, deberá existir un “abajo”… y así. Qué pasa entonces, me pregunto, cuando una de las partes pretende exclusividad; siguiendo este razonamiento, esto sería comparable a cometer un suicidio.
Pero me fui de tema; decía, que me parece que mi parte cuerda se está empezando a dar cuenta de que no es la única que habita en mí. Sin embargo, una fracción de ella, gusta de ser espectadora de su contrapunta, se divierte mucho, como con la tía copada de la familia cuando se es chico. Esta fracción, gustosa observardora, ocupa dentro de su ámbito una porción menor, lógicamente; una superficie comparada a la correspondencia que tienen los segmentos entre sí dentro por ejemplo de una proporción áurea, esto es: dada una línea separada en dos segmentos desiguales, el total es al segmento mayor, como éste lo es al menor. Es lo que se conoce como “La Divina Proporción”, presente en la naturaleza, en la espiral de su crecimiento, y tantas veces aplicada a las más maravillosas obras de arte que ha concebido esta humanidad. Sin embargo, la parte cuerda se está empezando a dar cuenta que cada vez es más chico su espacio, lo que me lleva a reflexionar sobre la capacidad de la conciencia. Porque ¿cómo sabe la parte cuerda que su contrapunta la está invadiendo de a poco?, ¿desde dónde se para a mirar, para darse cuenta de cómo se puebla la superficie total? Imagino que desde ella misma… o en realidad, y hasta resulta más lógico, su conciencia podría advertir ésto porque se encuentra parada mirando desde el todo. Entonces, si la conciencia de la parte cuerda, es capaz, de pararse a mirar, desde el lugar que ocupa el todo y tener una visión panorámica del asunto, esto podría significar que esa conciencia tiene un poder de expansión que supera su propio ámbito de existencia, y este hecho sería muy complejo de explicar en este contexto. Por lo que decía, que me parece que se está empezando a dar cuenta de que cada vez es más chico su espacio, y pienso si esto será porque realmente la están invadiendo, o porque en realidad, se estarían sufriendo los efectos de una extraña fuerza que tiende a achicar inexorablemente las existencias. Esta fuerza a la que me refiero, es la misma, por ejemplo, que habría sufrido la existencia hormigueril del planeta. Pensemos sino un poco, cuán chica e insignificante es para nosotros, los seres humanos, la presencia de una minúscula hormiguita perdida de su peregrinaje; ínfima, diminuta, inexistente, inútil. Así de terrible son los efectos de esta extraña fuerza, pero lo peor del caso, es que no se sabe a qué patrón de comportamiento obedece su actuar; por lo que, las próximas víctimas podríamos ser cualquier existencia del universo. Da un poco de escalofrío ¿no?; ser para “algún otro” como es una hormiga para nosotros. Sin embargo, sabemos que en el universo, somos de hecho, muchísimo menos que eso, asique realmente, no veo de qué preocuparnos.
En fin, continuando con lo que decía, decía que, se está empezando a sentir invadida, poco a poco, lentamente, cada vez más por su contrapunta, que deduzco ubicada en algún extremo (punta) de la cuestión. Algún extremo, deduzco, contrario a la cuestión; contra-punta. Tendríamos así entonces, dos puntas: una la cuerda, y la otra su contra. Entonces pienso, si lo que tenemos aquí en pugna son dos puntas ¿qué es lo que las une? Medito sobre la materia que llenaría ese espacio de existencia, pienso en si será por ejemplo una materia en degradé (lo que facilitaría la transformación paulatina de una en otra), o si será un agrupamiento de cosas tan disímiles como un confite de chocolate y una daga china de un emperador de hace siglos. Aunque, si es que está lleno de objetos, debería ser en principio un espacio delimitado de alguna forma posible; siendo posible, lógicamente, a su vez, hallarse delimitado por los propios objetos que la conforman.
En definitiva, decía que la parte cuerda está comenzando a sentirse un poco alterada por este hecho, pero que esto a su vez, básicamente la redefine y legaliza en su existir. Lo que llevaría a pensar que, entonces, la alteración es causa y efecto ante el hecho de reafirmar una existencia, y viceversa; o sea, reafirmar la existencia es causa y efecto ante el hecho de una alteración dada. Lo que habría que determinar, es de qué tipo de alteración estaríamos hablando. Porque, dependiendo del tipo de factor alterado, se modifica el todo de tantas formas posibles como cantidades de factores existentes. Por lo que, en principio, deberíamos definir la cantidad de factores que la compondrían, para poder tener una mera noción de la cantidad de existencias disímiles que estaríamos fabricando.
Una vez definidas estas cuestiones, sería entonces muy fácil determinar la relación entre las partes contrapuestas, y su consiguiente estado de retroalimentación clarificadora para cada una de ellas.

Disfraz


Una noche, estaba yo sin poder dormir. Me levanté a dar un paseo sin sentido, cuando de pronto sucedió: en mi patio pude ver un racimo de corazones, sin cuerpos asignados aún que latir. Corazones que, en un atisbo de colmo de poesía, lloraban en lo último de su forma las perlas de la madrugada. De cada uno de ellos pendía una gota cristalina de humedad. Cada gota se aferraba con todas sus fuerzas al intento inútil de trascender ante la luz del sol, víctimas de su propia existencia.
Ya veo, que al llegar la mañana, estos corazones, avergonzados de poesía, se ocultarán y ocultarán sus lágrimas, y se disfrazarán del más común y ordinario potus verde jaspeado de casa.